El pasado 27 de Junio, a días de realizar el Seminario “La Adolescencia como segundo despertar sexual.
Estructura invariante y sus variantes hoy. ¿Cuál es hoy la subjetividad de la época?”, en nuestra Asociación Causa Psicoanalítica en Gral Roca, Silvia Amigo, nos otorga unos minutos de su tiempo, para poder contarnos cosas como: cómo entró el Psicoanálisis a su vida, o qué le gusta además del Psicoanálisis.
La Analista nos alcanza una reflexión personal, respecto a la dedicación que implica el ser un Analista. Definiendo desde el amor, a esta pasión que en un punto puede encontrar a los Analistas. Expresa: “… Yo siempre digo que el Psicoanálisis es una amante exigente. Se da a quien se da él, ergo, o sea toma mucho tiempo del psicoanalista. Los analistas estamos en relaciones con esta amante difícil, que es el Psicoanálisis. Si no le dedicamos mucho tiempo, no anda la cosa.”
Causa Psicoanalítica en General Roca: Buenas noches Silvia, queríamos preguntarles ¿qué es para Usted el Psicoanálisis?
Silvia Amigo: El Psicoanálisis entró en mi vida en la encrucijada, en el cruce de un malestar mío acentuado en la adolescencia, con una transferencia. La historia es la siguiente, después explico lo del malestar, primero empiezo por la transferencia. Iba al colegio Nacional de Buenos Aires, donde había mucha gente que aún hoy es mi amiga, y uno de los muchachos de ahí era hijo de una didacta de la APA. Nunca había escuchado hablar del Psicoanálisis, jamás en mi vida, no sabía lo que era.
Había escuchado la palabra, pero me pareció una cosa rara que no sabía que significaba. Terminando el colegio, recorda que en ese colegio había ingreso directo a cualquier Facultad en aquella época, el hijo de esta señora, didacta de la APA, y yo íbamos a seguir Medicina. La señora pregunta “¿y.. alguno de ustedes va a hacerse psicoanalista?”. El muchacho contesta “No, ni loco mamá”, típico, y yo contesto: “Mi papá se muere si no hago Medicina, Medicina”. Y la señora subiendo las escaleras de su dúplex hacia su consultorio, me mira y me dice: “Bueno, vamos a ver si te atreves.” Wow!… Ahí sentí que me estaban diciendo una verdad, una verdad, y de ahí en más entró, no porque yo entendiera lo que era Psicoanálisis, sino por el efecto sujeto que había tenido una palabra de una mujer con la que yo tenía cierta transferencia. Era una mujer muy amable con nosotros.
Entró a mi vida, el Psicoanálisis. Es decir, de la mano de una transferencia en ese momento azarosa. Pocos años después, ya estudiando Medicina, iba a iniciar mi análisis personal.
El malestar. Yo le debo mucho a mis padres, me han dado una solidísima formación y me han avalado y apoyado muchísimo en la vida. Pero eran dos ingenieros, que creían absolutamente en el siglo de las Luces, en las ciencias y en que todo era calculable. Diría hoy, en que ya soy una analista freudiolacaniana, que creían que lo simbólico podía dominar por entero lo real. Nunca estuve totalmente contenta con la situación de mis padres sin que pudiera articular, desde chiquita, por qué me producía malestar. Pero en la adolescencia eso hizo eclosión. ¿Cómo hizo eclosión? Bueno el goce, justamente en la adolescencia, ¡el tema del que voy a hablar el fin de semana! El goce, no tiene lógica, no tiene forma de ser calculado, yo diría que el goce arruina la elegancia matemática de los cálculos de las ciencias duras, de la ingeniería. Y, en la adolescencia, había disputas importantes por los goces que, eh, obviamente en un adolescente se notan más que en un chico, si bien en un chico ya estaban. Es decir, el goce es inútil, y en la órbita de pensamiento donde ellos se habían formado, que era el cartesianismo y las ciencias duras, todo tenía que ser útil y tenía que tener una razón. Y el goce es sin razón. En la mitad de mi carrera empiezo a analizarme. Por supuesto estaba ahí, también, la problemática del enlace de goce – amor – deseo, en la sexualidad. Y la sexualidad también, no sirve para nada, y la reproducción de la especie no es, como sabemos, el fin de la sexualidad.
Este cruce, esta transferencia, me hizo comprender que el psicoanálisis, podía con el malestar más que la medicina que estaba estudiando. Por supuesto, la transferencia también estuvo presente en mi elección de mi carrera universitaria. Cuando yo salí del Nacional Buenos Aires, no tenía ninguna idea de lo que quería estudiar. Tenía ideas claras de lo que no quería estudiar. No quería estudiar Ingeniería, no quería estudiar cosas que me parecía a mí, en mi ingenuidad, que podía estudiar sola. No sabía qué podía estudiar. Pero un gran amigo, quizás mi amigo más amigo-hermano, que tuve la desdicha de perder hace unos años, y que tiene que ver con otra de mis pasiones que es la música; con él hacíamos música, hijo de médicos. Con él, entré a Medicina. Eso me decidió, iba a estudiar algo respetable acompañada de un gran amigo, y con la oportunidad de estudiar juntos y, seguramente hacer música mientras estudiábamos. En mitad de la carrera, ambos, mi amigo y yo nos empezamos a analizar. En cuanto me empecé a analizar, comprobé que era eso de “a ver si te atreves”, a matar al padre, al que adoraba y adoro, pero efectivamente tenía que salir de ahí. Y, empezó mi análisis y lentamente se fue abriendo en mi persona la idea de devenir analista, lentamente, lentamente.
C. Ps. en Gral. R.: ¿Y por qué Usted es Psicoanalista, Silvia?
S. A.: Creo que claramente la pregunta anterior se enlaza con esta, pero requiere algunas explicaciones, efectivamente. Porque podría haber sido que el Psicoanálisis, como lo hizo, hiciera que pudiera ingresar el goce, inútil, incalculable y que rompe la elegancia matemática de cualquier ecuación, sin que yo quisiera ser analista; pudiera haber sido que el Psicoanálisis entrara a hacerme lugar para el goce y “matar a mi padre”, es decir, desentender sus razones cientificistas, pero yo haberme dedicado a otra cosa. En realidad, eso de que el analista en principio es el analizante, que se hace analista de su propia experiencia, es algo que me empezó a suceder muy pronto. Empecé muy pronto, por supuesto dentro de la transferencia analítica, aunque no estuviera en ese instante adentro de la sesión, empecé a desglosar mis sueños, a desglosar mis fallidos y a hacerme un mapa de mi historia infantil; que por supuesto, fue teniendo muchas capas, de pasada, pasada una capa, pasada otra capa, iba entendiendo montones de cosas que me iban dando como el mapa o la estructura de mi subjetividad. Y, empecé a sentir que hubiera sido maravilloso hacerlo. Luego dije, y entonces, ¿por qué no hacerlo?, y comencé a formarme. Ya en tercer año de Medicina, empecé a ir a grupos de estudio de Freud. Empecé a formarme no sólo en mi análisis, aunque era principalísimo, sino en instituciones que enseñaban Freud. Compré obviamente las Obras Completas, y empecé a apasionarme con la lectura de Freud y analizando básicamente mis propios sueños. Yo tenía una gran producción, tengo una gran producción onírica.
Por supuesto era un conjunto de análisis de mis propios sueños más construcción del mapa de mi historia infantil. ¿Por qué dos ingenieros pueden hacer una psicoanalista? Yo creo que no hay nada más eficaz como recurso no oscurantista, el Psicoanálisis no es oscurantista se niega a la pretensión totalizante de la ciencia, sin ser oscurantista, ni de un misticismo, entre comillas, “trucho”. El Psicoanálisis es la herramienta más eficaz, para ponerle freno al enceguecimiento, al siglo de las Luces, que aun hoy sigue, o lo que Lacan llama Drang, empuje al saber, sin ser oscurantista. De niña, nací en la casa de mi abuela paterna, donde mi tía paterna era pianista, era una pianista importante, había estudiado con Scaramuzza. Fue maestra de armonía y composición, de Marta Argerich, y el sonido del piano, si bien ella tenía una inhibición de tocar en público, eso me hizo saber de muy pequeña lo que es un síntoma psíquico, porque tocaba maravillosamente bien pero no podía tocar en público, por eso no era concertista. Viví rodeada, literalmente, de música. Mi amor por la música nace con mi nacimiento, porque me rodeaba música cuando estaba en el moisés. Y entonces, el ritmo, la matemática con poesía que tiene la música, porque el que estudia armonía y composición, bueno difícil es transmitirlo en una entrevista tan pequeña, sabe que, armonía y composición implican enorme cantidad de operaciones matemáticas, a las que si no se le ponen poesía, no hay música, hay ruido, o hay simplemente una composición mecánica para aprobar un examen. Me hice Psicoanalista porque me apasionaba analizar mis propias transformaciones del inconsciente, y, mi propia neurosis infantil, sin la cual no hubiera sabido nunca quien soy, y, porque aprendí a borrar mi subjetividad para darle lugar a la de otro en la escucha que empecé a tener de los sueños de Freud, de los sueños de sus pacientes, de los casos clínicos, o sea, tenía casi les diría una felicidad, de borrarme subjetivamente.
En momentos de crisis, en momentos de problemas, una vez que entro al consultorio, se borra todo, es decir me borro subjetivamente y me ofrezco, como debe hacerlo una analista, creo que en eso soy aceptablemente buena, para que la subjetividad del paciente impacte mi presencia, la presencia del analista.
C. Ps. en Gral. R.: La última pregunta Silvia, tiene que ver con ¿qué le gusta hacer, por fuera del Psicoanálisis o además del Psicoanálisis?
S.A.: ¿Qué me gusta hacer además del Psicoanálisis?. Yo siempre digo que el Psicoanálisis es una amante exigente. Se da a quien se da él, ergo, o sea, toma mucho tiempo del psicoanalista. Los analistas estamos en relaciones con esta amante difícil que es el Psicoanálisis, sino le dedicamos mucho tiempo, no anda la cosa. Aun así, me queda tiempo para cosas que tienen que ver básicamente con la música. También hay otras cosas que tienen que ver con el movimiento del cuerpo. Me gusta mucho andar en bicicleta, si viviera como Ustedes cerca de la nieve creo que todos los años me la aprovecharía para esquiar. Pero principalmente lo que está en el corazón de mi goce, fuera del Psicoanálisis, es la música. Si bien nací rodeada de música clásica y de hecho, tengo los abonos del Colon, de Mozart, lírica, y, si viajo y hay una ópera en la ciudad, si puedo y consigo pasajes, voy a ver la ópera, o el ballet, o la sinfonía, o la música de cámara. Me gusta, es decir, mi música, la música de mi adolescencia es el Rock and roll. Creo, es una idea mía, que el rock and roll es un grito contra la opresión de los dos totalitarismos, el imperio americano, el rock es también un canto contra Vietnam, y el imperio soviético, es decir no queremos a ninguno de los dos. Es una música, de una alegre rebeldía, de una alegre rebelión. Forme parte de bandas de rock, toco la guitarra, canté rock. Y se añadió muy rápidamente a eso, un gusto que tiene que ver también con el esquí, la bicicleta, que es el cuerpo. Movimiento del cuerpo con el aire, me gusta mucho bailar, bailo rock, desde muy chiquita tengo pocas posibilidades de hacer rock, en realidad porque casi nadie baila rock and roll, el rock and roll no es twist ni es suelto. Rock and roll, hay que bailarlo, es decir es un baile muy reglado, hay que saber bailarlo, no es que sea difícil. Hay que saber bailarlo, y no es muy corriente encontrar con quien. Como sorpresa, porque siempre hay sorpresas aunque uno sea grande, hace unos quince años ingresó a mi vida, porque gente que bailaba conmigo rock and roll me decía “vos bailas, tenés buen sentimiento de la música en el cuerpo”, empecé también a bailar Tango. Que yo consideraba una música de moda, que todos bailaban porque estaba de moda, y qué se yo y que se cuánto; bueno, descubrí que es adictivo, de hecho Ustedes me están haciendo esta entrevista en este horario, donde acabo de volver de una tomar una clase con Roberto Canelo, que es una de las eminencias del tango, que enseña estilo, posturas, etc. Por supuesto tampoco, es corriente que alguien baile tango en una fiesta que uno vaya, pero hay muchos lugares para hacerlo. Pero básicamente, es la música.
La música tanto ejecutarla, cantarla, como bailarla. Porque hay algo de goce de cuerpo, que verdaderamente es apasionante. Insisto en los intervalos, que deja esta profesión tan, pero tan exigente. Que se da a quien se le entrega.
C. Ps. en Gral. R.: Gracias Silvia, por acompañarnos en esta propuesta y formato de entrevista.
Julio, 2017.